EDAD
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DESARROLLO
PSICOMOTOR
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DESARROLLO
COGNITIVO
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DESARROLLO
AFECTIVO-SOCIAL
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DESARROLLO
DEL LENGUAJE.
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1-2
Años
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En este ámbito del desarrollo se producen
logros importantes que conducirán la niño/a de 1 año a la
consecución de autonomía en las actividades de la vida cotidiana.
A los 12 meses algunos bebes, precozmente,
comienzan a andar solos, pero es más frecuente el gateo, ya que todavía
les cuesta mantenerse de pie sin ayuda. Dan los primeros pasos ayudados por
el adulto.
Antes de los 18 meses, el niño/a ha conseguido un
dominio parcial de sus piernas, es capaz de andar solo, arrastrarse por las
escaleras, hasta es capaz de subirlas a gatas y “correr” con cierta
dificultad. Esta carrera es aún muy impulsiva e impetuosa. Se sienta en su
silla con facilidad e incluso trepa a la silla del adulto, sube las escaleras
con ayuda y baja solo, sentándose en los escalones o gateando hacia atrás. El
niño/a de 18 meses juega con pelotas, las empuja con el pie o las lanza de
manera imprecisa con la mano. Ya es capaz de agacharse e incorporarse cuando
se le cae algún objeto.
En cuanto a la motricidad fina, a los 12 meses puede
agarrar un cubo con una mano e intentar coger otro con la otra mano, aunque
todavía no construye torres porque les cuesta soltar el cubo.
Antes de los 18 meses comienza a sentir curiosidad
por los útiles gráficos y realiza sus primeros garabatos Le gusta
jugar con papeles (arrugarlos, rasgarlos, hacer bolas con ellos…) y sacar y
meter objetos de los recipientes.
Sus movimientos se van haciendo cada vez más
precisos.
A partir de los 18 meses los trazos son más firmes,
el niño/a puede manejar y controlar la cuchara.
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El cerebro del niño/a de 1 o 2 años está
completamente formado (antes de acabar su segundo año), pero necesita su
tiempo, una cronología en sus adquisiciones y progresos. Comienza a
establecer sus primeras relaciones con el mundo exterior y aprende a
adaptarse a situaciones nuevas, no sólo utilizando los esquemas que ya
poseía, sino experimentando formas nuevas.
Ya no se limita a repetir acciones aprendidas. Es
muy inquieto y curioso y amplía considerablemente sus posibilidades
exploratorias cuando aprende a andar, siente inquietud y deseos por conocerlo
todo.
El niño/a aprende la función de los objetos que usa
cotidianamente y sabe darle a cada uno el uso que le corresponde.
Progresivamente irá interiorizando algunas prohibiciones, algunas normas, y
es fundamental tener criterios sólidos sobre ellas porque así estructurarán y
aprenderán pautas de comportamiento.
El niño/a de 1 o 2 años soluciona los problemas que
se le plantean en su vida cotidiana por ensayo/error. Imita todo lo que ve y
sus imitaciones se asemejan cada vez más al modelo. Conoce diferentes partes
de su cuerpo, señala los objetos de su entorno próximo cuando se los
nombramos y reconoce imágenes familiares.
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Al niño/a de 1 a 2 años le gusta jugar con todo tipo
de cosas, manosear, desmontar, descubrir. Para él o ella, tocar es aprender.
Es muy curioso, observa a los demás y aprende de las relaciones que
establece. El juego es un medio para relacionarse con el entorno y lo guía,
con mucha frecuencia es la imitación del adulto. Aprende de las relaciones
que establece con los demás.
Por eso es importante el afecto, la comprensión,
el cariño y el respeto que le conducirá a sentirse seguro e independiente.
Al niño/a de esta edad le encanta “tener público”,
repite todo aquello que sabe que ha hecho gracia. Es capaz de expresar
utilizando diferentes medios, distintas emociones: celos, alegría, tristeza,
simpatía, ansiedad, extrañeza, desconfianza… A mediados de este periodo puede
comenzar a desafiar la autoridad del adulto. Simplemente está reafirmando su
personalidad y autonomía. Por eso su palabra favorita suele ser “no”, le
encanta la provocación y mide su influencia sobre el adulto.
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A los 12 meses comienza la etapa lingüística. El
niño/a es capaz de integrar y relacionar un contenido o idea con determinados
objetos. Lo más característico de esta etapa es un lenguaje especial que se
denomina jerga: emite una serie de sonidos con cierto ritmo y entonación,
aunque no todos lo utilizan de la misma forma. Parece que mantiene una
conversación en un idioma que sólo él mismo entiende.
El lenguaje aún no está muy articulado. El niño/a se
apoya en los gestos para comunicarse porque le falta expresividad verbal. Las
vocalizaciones aumentan progresivamente. A medida que avanza el año nombra un
número cada vez mayor de objetos. Entiende muchas más palabras de las que es
capaz de pronunciar y comprende palabras y órdenes sencillas.
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viernes, 10 de mayo de 2013
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